Siete mineros murieron ayer a consecuencia de una explosión de gas metano en un pozo carbonero del municipio de Múzquiz. Coahuila. Aunque no se han determinado aún las causas del estallido, no parece descabellado atribuirlo a la negligencia de los propietarios del socavón y a la ausencia de condiciones mínimas de seguridad en el mismo. Significativamente, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) informó ayer, en un comunicado, que ese yacimiento había sido inspeccionado en 16 ocasiones, que se había ordenado la restricción del acceso a uno de los pozos por no tener salida de emergencia y que la empresa El Progreso, propietaria del pozo siniestrado, enfrenta actualmente dos procedimientos de sanción.