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Michoacán

Ingresos millonarios son los que obtienen quienes extraen ilegalmente productos mineros de Michoacán y los venden para su exportación en puertos como Manzanillo, Colima.

De acuerdo con investigaciones de MILENIO realizadas con mineros y empresarios del municipio de Aguililla, Michoacán, una de las zonas de mayor producción de hierro en el país —de donde se presume que fue extraído clandestinamente el mineral interceptado en días pasados en tres buques que actualmente fondean en Manzanillo—, las 300 mil toneladas hasta ahora incautadas por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) tienen un valor calculado de venta de 324 millones de pesos (24 millones de dólares).

Quienes extraen de forma irregular el mineral y lo transportan y venden a empresas chinas, o de otra nacionalidad, lo expenden a 55 dólares por tonelada si el mineral vendido es colocado en los patios internos o externos del puerto que sea (enormes terrenos a cielo abierto), puede ser en Manzanillo o en Lázaro Cárdenas, Michoacán. Es decir, 222.7 millones de pesos (16.5 millones de dólares) recibieron al menos por esas 300 mil toneladas.

Pero si su negocio, su “servicio” a quienes compran ilegalmente ese material incluye la embarcación del hierro y estibar el mineral en un buque, el costo de venta final se eleva al menos 25 dólares más, hasta 80 dólares por tonelada. Esto pudo representar un ingreso para los delincuentes de 324 millones de pesos (24 millones de dólares).

Según la información recabada, la ganancia mínima que tienen estos mineros piratas por la venta ilegal del hierro es de 10 dólares por tonelada, si acaso los pagos para llevar el mineral hasta los buques resultaron muy onerosos, precisamente por su condición ilegal y la vigilancia de autoridades portuarias, hacendarias y de los cuerpos de seguridad que tienen que burlar: los mineros clandestinos tienen gastos por la extracción del hierro en la sierra, por pagar a los dueños de los terrenos (que no a los “denuncios”, quienes son los poseedores de los permisos legales de explotación minera expedidos por el gobierno federal), fletes y combustibles, permisos de exportación, almacenamiento del material en patios portuarios, así como la carga del material a los buques. Aun así, solo por esas 300 mil toneladas recién confiscadas las ganancias mínimas libres habrán supuesto 40.5 millones de pesos.

De acuerdo con los entrevistados en Aguililla, quienes extraen ese mineral, “podrán ser clandestinos, pero tienen nombres y apellidos” que la autoridad puede identificar, “porque no son templarios, sino gente conocida” en la sierra, que incluso derraman dinero en las comunidades a través de obras municipales y creación de empleos, según denunciaron. “Tienen mucho dinero para corromper, pero sí pueden ser identificados”, insistieron. El SAT ha informado que ya se investiga a personas físicas y morales por estos casos. 

Como informó MILENIO la semana pasada, un ejército de 3 mil 333 tráileres fletados (o robados) por criminales es lo que forzosamente se requirió para llenar uno de los buques interceptado en el puerto de Manzanillo, el cual iba cargado con 100 mil toneladas, de acuerdo con datos obtenidos con funcionarios de la Marina y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Tres mil 333 viajes de tractocamiones denominados góndolas con capacidad de 30 toneladas cada uno, viajes por carreteras de los cuales nadie se percató. Y si alguien se percató, no lo impidió.   

Como también informó MILENIO, al menos dos días y medio se tardaron los criminales para cargar el buque con 100 mil toneladas de mineral. Pero antes, entre dos y cuatro meses tomaron los delincuentes para concentrar el hierro frente o en los llamados patios del puerto, suponiendo que éstos trabajaran 24 horas al día y que recibieran un tráiler de 30 toneladas cada hora o una cada media hora. Esos son los tiempos mínimos que se utilizan para para juntar y luego estibar tal cantidad de material, de acuerdo a información de la Administración Portuaria de Lázaro Cárdenas.  

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